3 formas de reducir los efectos del cultivo de la palma africana en el cambio climático

Para los países tropicales, la palma africana representa una interesante e importante alternativa para el desarrollo de una economía integrada y sostenible, gracias a que implica un sistema de producción que explota las ventajas comparativas de las zonas tropicales.

Centroamérica es una región tropical en la que se cultiva la palma africana, y dicho cultivo ha representado una buena parte del impulso económico del bloque. En 2020 por ejemplo, Costa Rica fue el mayor exportador de aceite de palma en la región, al vender $148,4 millones, seguido por Panamá con $28,7 millones, Nicaragua con $2,2 millones, y El Salvador con $0,4 millones. 

El cambio climático por sí mismo puede afectar la producción de palma debido a un escenario de altas emisiones de gases de efecto invernadero. Y a su vez, la siembra puede contribuir al cambio climático, creando un círculo que puede perpetuar los efectos nocivos. Sin embargo, la buena noticia es que existen tres maneras ampliamente documentadas para evitar que el círculo se forme. 

Si bien algunos hallazgos indican que un cultivo no sostenible de palma africana podría causar deforestación o erosión del suelo, las empresas situadas a la vanguardia en su cultivo han encontrado maneras de llevarlo a cabo sin perjudicar al medio ambiente. 

GK, empresa líder de la región en el sector de los textiles y los proyectos inmobiliarios, con presencia en Honduras, Guatemala, México y los Estados Unidos, realiza en el marco de su Agriculture Division, por medio de Palma Real del Sur Este, un cultivo responsable y en consonancia con las prácticas de cuidado ambiental. 

Las 3 formas de reducir los efectos del cultivo de la palma africana 

Evitar el cultivo de terrenos mediante incendios

El desmonte ilegal de tierras para cultivar es un problema familiar en el mundo. El desbroce de tierras mediante incendios aumenta significativamente el impacto en el medio ambiente. Los incendios son utilizados en el proceso de conversión a gran escala de los activos forestales de un país. 

El crecimiento en la prevalencia de incendios se correlaciona con la expansión de productos agrícolas rentables. Sin embargo, las empresas responsables han encontrado la manera de  disminuir los negativos impactos de la quema de tierras, comenzado por promover una  campaña de economía verde y un desarrollo sostenible de los cultivos con perspectiva ambiental. 

Más cultivos de cobertura

Los cultivos de cobertura pueden considerarse la columna vertebral de cualquier sistema de cultivo anual que busque ser sostenible. Hay varias formas de usar cultivos de cobertura, cada una de las cuales brinda beneficios específicos para los cultivos y el suelo en cuestión. Un cultivo de cobertura es cualquier cultivo que se lleva a cabo para proporcionar cobertura al suelo, independientemente de si se incorpora a la venta más tarde.

Los cultivos de cobertura se labran principalmente para evitar la erosión del suelo por el viento, el agua, y el uso intensivo de la tierra. El uso de abono verde implica la incorporación al suelo de elementos de floración, con el fin de mejorar el suelo en general. Los cultivos de cobertura y los abonos verdes pueden ser plantas anuales o perennes cultivadas durante todo o parte del año.

Prácticas de riego innovadoras

Las prácticas de riego innovadoras tienen la capacidad de mejorar la eficiencia del agua, obteniendo una ventaja económica y al mismo tiempo reduciendo las cargas ambientales de los cultivos de palma africana. En algunos casos, estas prácticas han proporcionado formas de ayudar a los agricultores a adaptar e implementar soluciones más viables, obteniendo así más beneficios de la tecnología de riego. 

Una forma de generalizar estas prácticas es que los agricultores y las empresas cuenten con los medios e incentivos adecuados para conocer el uso de agua eficiente para los cultivos, las aplicaciones reales de riego, y la respuesta del rendimiento de los cultivos a las diferentes prácticas de manejo del agua. 

La eficiencia del agua se puede mejorar mediante un mejor uso de las instalaciones actuales, o mediante la adopción de nuevos equipos y tecnologías, como sensores de humedad del suelo para adaptar mejor el riego a las necesidades de las plantas, y buenas prácticas agrícolas, como la labranza de conservación, la gestión de la fertilidad del suelo, y la capacidad de retención de agua, además de la programación del riego durante la noche para reducir la evaporación.

De manera que, una agricultura sostenible de palma africana para proteger el medio ambiente y la economía es factible. Es una alternativa a las prácticas convencionales de agricultura industrial. Las empresas que practican una agricultura sostenible generan un impacto positivo en la salud y el bienestar de la comunidad además de en la naturaleza, sin dejar de ser negocios rentables. 

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